Tomás
un hombre trabajador y emprendedor, logró sostener la economía de su familia
mediante el cuidado de un huerto de hortalizas, el cual hace un año heredó a su
hijo Julián.
Durante
mucho tiempo Tomás, le explicó y enseñó a su hijo todo sobre la siembra, el cuidado
y cosecha de cada hortaliza, al grado de que Julián se volvió todo un experto.
Pero
un día, decidió que sólo se dedicaría a sembrar ajos, así la inversión sería menor
y él vendería los mejores ajos de la región.
Terminó
la última cosecha del año, y comenzó a sembrar ajos, todo el huerto era de
ajos. Pasaron los meses y el ahorro familiar se disminuía, no había hortaliza
qué vender y no había hortaliza qué comer.
Los
ajos apenas estaban en la etapa de bulbo, les faltaba tiempo para madurar. Así
que pensó que probablemente les faltaba agua, para que crecieran más rápido y
así poder venderlos.
Todos
los días los regaba con abundante agua, al séptimo día todas las plantas de ajo
florecieron, eso indicaba que estaban en la etapa de madurez, días después podría
cosecharlos.
Se
levantó feliz y muy temprano para comenzar a recolectar sus ajos, sorpresa fue
que los ajos estaban tan mojados que se pudrieron y aún eran muy pequeños, la abundante
agua forzó a los ajos a florecer, pero no habían madurado.
La
desesperación comenzó a invadir su mente, y solo pensó en llamar a su padre.
Cuando
Tomás llegó vio la gran desesperación de su hijo, no dijo una sola palabra,
solo lo escuchaba. Minutos después lo invitó a tomar leche tibia y galletas, lo
tranquilizó por un momento.
Sentados
en aquellos sillones viejos de madera, Tomás con voz cansada y llena de
sabiduría, le dijo:
“No
te desesperes Julián, no vas a revivir los ajos con tu desesperación, solo te
enfermarás; no te enojes con la decisión que tu tomaste, tu decidiste dedicar
tu tiempo a una sola hortaliza y no mediste el tiempo que esta llevaba para
obtener sus beneficios, entonces ¿por qué? y ¿para qué te quejas? Lo único que
queda, es aprender a respetar las etapas que vive cada hortaliza y respetar el
cuidado que se le tiene que dar a cada una.
Por
eso es que este viejo obsoleto, siempre decidió sembrar de varios tipos de
hortalizas, siempre tenía algo que cosechar, algo que comer y algo que vender.
El huerto nos mantenía todo el año. La única solución que puedo darte, es que
siembres un poco de todas las hortalizas, así las de rápido crecimiento y cosecha
te darán algo que vender en unos días. ”
Reflexión
Todos
en algún momento somos Julián, tomamos decisiones erróneas, creemos que por
tener suficiente conocimiento en algo, ya somos expertos en la vida, y no es
así. Cuando decidimos hacer, modificar o cambiar algo, tenemos que visualizar las
ventajas y desventajas. Recuerda que toda toma de decisión tiene que ser
analizada, considerando los factores que no estén dentro de nuestro control.
Autor:
Jeant Gómez | vivenciasenletras.com