Siempre
me destaqué por ser una alumna ejemplar durante mi carrera, no había preguntas
a examen sorpresa que dejara sin contestar.
Un
día durante una de las materias más importantes…Recursos Humanos, el maestro
comenzó la clase con una dinámica muy divertida de preguntas y respuestas sobre
los temas que habíamos abordado hasta el momento, todos contestamos
correctamente, así que procedió con la segunda parte del juego… aplicar un
examen escrito de sólo 10 preguntas, quien las contestara todas correctamente
tendría derecho a obtener su calificación automática de 100% en la unidad, sin
revisión de actividades y participaciones.
Sólo
cinco preguntas estaban enfocadas a los temas de la materia, las otras cinco no
tenían sentido, pensé que el maestro se había equivocado, pues eran preguntas
que no tenían relevancia para lo que estábamos estudiando, solo contesté la
última, de las demás no conocía la respuesta, las preguntas eran las siguientes:
¿Cómo
se llama la señora que prepara tus alimentos cada mañana que desayunas y
almuerzas en el comedor de la escuela?
¿Quién
es la persona encargada de mantener limpios los sanitarios para que puedas
usarlos sin quejarte?
¿Cómo
se llama esa personita que todas las noches cuida de todos los bienes que tiene
la escuela para ofrecerte un excelente servicio?
¿Cómo
se llama el jardinero que todos los días le da caricias a las plantas y árboles
para que florezcan y te den sombra durante tus descansos?
¿Cómo
se llama el encargado de almacén, donde a diario vas por materiales que ocupas
en tus clases? “Casimiro”, sabía su nombre porque las solicitudes de material
lo tenían al final de la hoja, y para que el material saliera del almacén,
tenía que firmar él.
Así
que entregué el examen dejando cuatro preguntas en blanco, era la primera
vez…no significaba una derrota para mí, las preguntas no tenían sentido.
Al
día siguiente, el maestro nos dio los resultados… nadie había sido acreedor del
100% de calificación y una compañera no conforme le cuestionó las cinco últimas
preguntas, porque esas eran las causantes de un bajo puntaje.
El
maestro solo respondió: “estamos en una clase de recursos humanos, donde el
actor principal son las personas. Y cuando ustedes vayan al campo laboral, van
a convivir con muchas personas, y tienen que entender que todas son
importantes.”
Ese examen fue el inicio de un cambio en mi vida. Aprendí que a mí alrededor existían más personas, que eran invisibles para mí y sin embargo, todas eran importantes.Que no importa el puesto o la jerarquía de trabajo, importa lo que haces. Tu personalidad es quien le da vida a ese lugar que ocupas en una empresa.También aprendí que puedes ser la mejor de la clase, pero no saber nada de la vida. Que todos esos años que has estado sentado en un salón de clases, te has preparado para la materia y no para vivir.
Reflexión
La
mayoría de las personas vivimos el día apresurado, siempre corremos de un lado
a otro sin ver a nuestro alrededor, ignoramos a las personas que encontramos en
nuestro camino, ignoramos a las personas que se esfuerzan por hacer lo que otros
no hacen...
Es bonito caminar por las calles limpias, por un parque aseado,
llegar a tu trabajo y ver todo organizado y limpio, pero también es fácil
ignorar y menospreciar a la persona que lo hace por ti, por el simple hecho de
que ocupa el puesto más bajo, porque es “diferente” o porque ¿no tienes la
capacidad de agradecer?
No
permitas que la soberbia se coma a tu cerebro. Un puesto de trabajo no te hace
persona. Pero una persona si le da sentido a un puesto de trabajo. Y no importa
en qué nivel se encuentre, todos los puestos que conforman una empresa son igual
de importantes. El jefe no sería lo que es, si no tuviese buenos integrantes de
equipo.
Solo recuerda que para poder brillar desde la cima, necesitas de todos los que están debajo de ti.
Si
te ha gustado esta hermosa reflexión, entonces te recomiendo una reflexión sobre
la toma de decisiones El joven agricultor de ajos, no dudes
en compartirlas... Gracias por leerme.