Seguramente
alguien tiro esa almendra a la orilla de la playa, con el paso de los días se
aferró a la arena y el roció de las noches humedecía el lugar y la hizo
germinar.
Al
principio solo era un brote, al paso de los días ya era un joven almendro, un tallo delgado y hojas muy tiernas. Pasaron
los años y lo volví a ver, era grande y frondoso, solitario a la orilla de la
árida playa.
Su
gran sombra servía de refugio para todo aquel que buscaba descansar mientras admiraba
el espectáculo del atardecer. No había tormenta que lo derribara, no había
humano que lo dañara, no tenía competencia. Era un almendro feliz.
Hasta
que un día crecieron dos palmeras de coco, muy cerca de él. Todas las mañanas,
se burlaban de la soledad del almendro y juntas lo criticaban de su gran
desgracia, porque ellas estaban en tierra firme y llena de nutrientes y tenían
un dueño que a diario las regaba, en cambio el almendro estaba en la arena
compuesta de conchitas y sal, no tenía dueño ni quien se preocupara por él.
Así
soportó las habladurías durante muchos meses el almendro, hasta que un día las
palmeras estaban calladas y tristes, era sorprendente, porque ellas a diario
hacían mucho ruido, así que el almendro no dudó en preguntar si estaban bien.
Apenadas
y sin consuelo, le contestaron: “estamos muy tristes porque nuestro dueño
quiere derribarnos porque somos estériles, nunca daremos cocos, no servimos
para nada.”
El
almendro sintió lastima por ellas, y sólo les contestó: “cuanto lo siento,
ojalá su dueño las quiera por su sombra y por lo que son, no por lo que dan,
ahora entiendo que de todas las palmeras que están alrededor, ustedes eran las
únicas que necesitan llenar un gran vacío.”
Reflexión
El
almendro se adaptó a vivir en un suelo diferente al que está acostumbrado, se aferró
a la vida y no necesitó de alguien que lo regara, extendió sus raíces lo más
profundo para obtener siempre agua. Decidió no escuchar, ni discutir por
habladurías. Ofreció sombra sin nada a cambio. Deberíamos de aprender de él.
La
gente que más te critica, que sólo observa tus errores, que se ríe de tu
desgracia y que quiere verte infeliz, sabe disfrazar su gran vacío existencial
por medio de la envidia. Así que te comparto 50 frases que puedes utilizar con gente envidiosa.